«El mandato del Señor de salir a anunciar el Evangelio –afirma el Papa– presiona desde dentro, por enamoramiento, por atracción amorosa». El Espíritu Santo está en el corazón del proceso. No se trata de todas formas de una «decisión tomada en el escritorio» o en nombre de «un activismo autoinducido», sino algo que requiere «entregar con palabras sobrias y precisas el testimonio mismo de Cristo».

jueves, 7 de diciembre de 2017

EN NAVIDAD...


En tiempos en que el país está sumido en una polarización tan profunda, una fecha como hoy debe llamar a una profunda reflexión. Mientras pedimos en nuestras casas armonía y sabemos el precio de poder resolver los conflictos familiares mediante el diálogo y el respeto, afuera somos cada vez más intolerantes. Consecuencia de un proceso de paz y ad portas de un año electoral, las agresiones entre los colombianos crecen como espuma y la intolerancia se hace más fuerte. Las redes sociales no son un espacio de comunicación e interacción directa, como deben ser, sino una herramienta de constante agresión y violencia.
Parece que en el país desapareció el legítimo derecho a disentir y sostener un debate con ideas. Nos estamos acostumbrando a que se agreda a quien no comparte el punto de vista y a que la única manera de exponer una idea sea su imposición. Nunca, en las últimas décadas, el país había vivido en una constante agresión como la de hoy.
Por eso, en un día en que los lazos familiares se afianzan y se renuevan los propósitos para épocas venideras, hacemos un llamado a la reflexión, a proponer desde la misma familia ser tolerantes y comprometernos como miembros de una región a incentivar el respeto por los demás y por quienes piensen distinto.
Todos queremos cambios en nuestra sociedad, todos anhelamos un país más tranquilo donde la violencia deje por fin de ser un componente de las vivencias diarias, pero un cambio así comienza en la intención de cada uno de aportar. Que este aporte comience por eliminar las agresiones y las radicalizaciones en esos diálogos donde se piense distinto.
Comencemos esta época de Navidad con la convicción de que podemos ser parte del cambio y encendamos una vela hoy por una COLOMBIA más amable y tolerante.

UN NUEVO AÑO LITÚRGICO - UN NUEVO TIEMPO NOS ESPERA



Encendemos, Señor, esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir, en la noche, al encuentro del amigo que ya viene. En esta primer semana de Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados, para recibirte con alegría. Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen.

Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús!. ¡Ven, Señor Jesús!


Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!


Los hombres de hoy no verán en persona a Cristo en esta Navidad. Pero sí verán a la Iglesia, nos verán a nosotros. ¿Habrá más luz, más amor, más esperanza reflejada en nuestra vida para que puedan creer en El?

El Adviento es el período de preparación para celebrar la Navidad y comienza cuatro domingos antes de esta fiesta. Además se encuentra en el comienzo del Año Litúrgico católico. Este año 2017, comenzará el domingo 3 de diciembre y el último domingo de Adviento será el 24 de diciembre.




jueves, 16 de noviembre de 2017

I JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES


Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario
19 de noviembre de 2017
No amemos de palabra sino con obras

Es mi deseo (Papa Francisco), que las comunidades cristianas, en la semana anterior a la Jornada Mundial de los Pobres, que este año será el 19 de noviembre, Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, se comprometan a organizar diversos momentos de encuentro y de amistad, de solidaridad y de ayuda concreta. Podrán invitar a los pobres y a los voluntarios a participar juntos en la Eucaristía de ese domingo, de tal modo que se manifieste con más autenticidad la celebración de la Solemnidad de Cristo Rey del universo, el domingo siguiente. De hecho, la realeza de Cristo emerge con todo su significado más genuino en el Gólgota, cuando el Inocente clavado en la cruz, pobre, desnudo y privado de todo, encarna y revela la plenitud del amor de Dios. Su completo abandono al Padre expresa su pobreza total, a la vez que hace evidente el poder de este Amor, que lo resucita a nueva vida el día de Pascua.


En ese domingo, si en nuestro vecindario viven pobres que solicitan protección y ayuda, acerquémonos a ellos: será el momento propicio para encontrar al Dios que buscamos. De acuerdo con la enseñanza de la Escritura (cf. Gn 18, 3-5; Hb 13,2), sentémoslos a nuestra mesa como invitados de honor; podrán ser maestros que nos ayuden a vivir la fe de manera más coherente. Con su confianza y disposición a dejarse ayudar, nos muestran de modo sobrio, y con frecuencia alegre, lo importante que es vivir con lo esencial y abandonarse a la providencia del Padre.

viernes, 3 de noviembre de 2017

Día de los Fieles Difuntos: Esta es la "mejor ofrenda" en su honor


“La mejor ofrenda la comenzó a preparar Cristo por vivos y difuntos con la Última cena, y la llevó a culmen en la Cruz dando su vida por nosotros. Por eso Dios lo resucitó de entre los muertos y nos dio el poder de participar de su Resurrección, de la vida eterna”, indicó el sacerdote.

En ese sentido, recordó que “no importa si es un recién nacido, niño, adulto, alguien que haya tenido una larga enfermedad”, porque “lo mejor que podemos ofrecerles, la mejor ofrenda, es la oración de acción de gracias, pero, sobre todo, la celebración de la Misa que actualiza la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, para que nuestros difuntos reciban del perdón de sus pecados y gocen de la vida eterna”.

Finalmente, sostuvo que, si bien las ofrendas “pueden ser bellas y artísticas, continuar tradiciones populares, ayudarnos a recordar lo que les gustaba a nuestros seres queridos y darnos el gusto de recordarlos”, ellos ya se encuentran “en otra dimensión”.

“Por eso es mejor ofrecerles nuestro agradecimiento, nuestra oración y sobre todo la comunión en la Santa Misa” que “ayuda a salir a la animas del Purgatorio”, concluyó.

viernes, 27 de octubre de 2017

1 de noviembre – Día de Todos los Santos!



hacia el Sínodo 2018 en compañía de jóvenes testigos



El 1 de noviembre la Iglesia Católica celebra el Día de Todos los Santos! Es el mejor día para pararse para rezar con ellos y recordar a los hombres y mujeres sin número de la Acción Católica que han dado testimonio de amor  total siguiendo a Jesús  encomiendo a nosotros una AC escuela de Santidad como desafío para hoy Queremos dedicar este día para agradecer a Dios por todos los miembros de Acción Católica que han pasado su vida a difundir el Evangelio de Jesucristo.
Ellos son nuestra tarjeta de identidad más auténtica como Acción Católica!
Este año estamos caminando hacia el Sínodo, queremos agradecer al Señor por los muchos testigos jóvenes de AC, nuestros compañeros de la calle, que son venerados en muchas Iglesias locales y son conocidos en toda la Iglesia.
Confiamos en la intercesión de todos ellos para los próximos meses en los que trabajaremos en nuestras diócesis, en nuestros grupos, en nuestras realidades con todos los jóvenes sobre el tema del Sínodo, en particular para alentar momentos de escucha y de encuentro con los jóvenes por parte de nuestros obispos y de los obispos que participantes en el Sínodo
UNA PROPUESTA SIMPLE
Vos proponemos una manera concreta para celebrar el Día de Todos los Santos : te animamos a cambiar el 1 de noviembre tu foto de perfil en las redes sociales con la imagen de tu testigo favorito de Acción Católica.
Si desea saber más acerca de santos beatos y testigos de Acción Católica, en los diferentes países y encontrar entre ellos su compañero de viaje, te invitamos a visitar nuestro sitio web www.fondazionesantiac.org.
Celebremos juntos el Día de Todos los Santos!

jueves, 26 de octubre de 2017

Jesucristo, Rey del Universo

La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de diciembre de 1925, quien quiso motivar a los católicos a reconocer en público que el mandatario de la Iglesia es Cristo Rey, él mismo lo dijo explícitamente en la Encíclica Quas Primas, su finalidad es de "Pedagogía Espiritual". Ante los avances del ateísmo y de la secularización de la sociedad, quería afirmar la soberana autoridad de Cristo sobre los hombres y las instituciones.
Pio XI
A raíz de la Primera Guerra Mundial, en medio de la subida del comunismo en Rusia, y durante el 16º centenario del Concilio de Nicea (325), el Papa Pío XI instituyó la fiesta en su Encíclica Quas Primas de 1925, aunque su primera celebración tuvo lugar en el año de 1926, el último domingo de octubre, justo antes de la Fiesta de Todos los Santos – que, en 1926, cayó en un 31 de octubre.

ENCICLICA QUAS PRIMAS - Papa Pio XI 
Click en la Encíclica - Para saber más

En 1969, el Papa Pablo VI revisó la fiesta, dándole su nombre y fecha actual, con el título completo "Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo" y se trasladó hasta el último domingo del Año Litúrgico, luego del Concilio Vaticano II.

El Sacerdote Catalán José Gras y Granollers (1834-1918), fundador de las Hijas de Cristo Rey, celebró en la Parroquia de Santa María de Écija un triduo solemne a la Realeza de Cristo, siendo éste el primer culto público en el mundo que se realizó en honor a Cristo Rey. La Iglesia, ciertamente, no había esperado dicha fecha para celebrar el soberano señorío de Cristo: Epifanía, Pascua, Ascensión, son también fiestas de Cristo Rey.

Desde 1970 la Solemnidad de Cristo Rey se celebra el último domingo Per Amnum, es decir el quinto domingo anterior a la Navidad (25 de diciembre), por lo tanto, su fecha oscila entre los días 20 y 26 de noviembre. Desde el Vaticano II esta festividad cierra el año litúrgico.

¡Oh Jesús! Te reconozco por Rey Universal
Todo cuanto ha sido hecho Tú lo has creado
Ejerce sobre mí todos tus derechos
Renuevo las promesas de mi bautismo, 
renunciado a Satanás, a sus seducciones 
y a sus obras; 
y prometo vivir como buen cristiano
Muy especialmente me comprometo a procurar, 
según mis medios, 
el triunfo de los derechos de Dios y de tu Iglesia
Divino Corazón de Jesús, te ofrezco 
mis pobres obras 
para conseguir que todos los corazones reconozcan tu sagrada realeza
y para que así se establezca en todo el mundo el Reino de tu Paz.


A LA LUZ DE LA PALABRA DE DIOS

A Jesús, sus discípulos le reconocieron como “Rey de Israel” (Jn 1,49) y las muchedumbres le aclamaron como rey (Mt 21,5; Lc 19,38; Jn 12,13), pero Él, sin rechazar el título, no se dejó llevar del entusiasmo del momento. Incluso, después de la multiplicación de los panes, escapó de la muchedumbre porque le querían hacer rey (Jn 6,15). Su entrada triunfal en Jerusalén, montado humildemente sobre un pollino, indica el cumplimiento de la profecía de Zacarías (Zac 9,9; Mt 21,5). Su centralidad en la creación y en la historia, como “alfa y omega” (Apo 1,8, Apo 1,2, Apo 1,12-13), siempre hacia el encuentro y glorificación definitiva de toda la humanidad, en la dinámica de “recapitular todas las cosas en Cristo, las del cielo y las de la tierra” (Efe 1,10).

Su reino tiene un sentido más profundo. El anuncia un reino que ya está en medio de ellos (Mc 1,15), que está caracterizado por unos nuevos valores (Mt 5), que será plena realidad al final de los tiempos (en su venida definitiva, la “parusía“). 
En su reino del más allá quiere que participen sus discípulos (Lc 22,29-30; Jn 14,3-4).

Él mismo, ante Pilato, ratificará este título "tú dices que yo soy rey", precisando que su reino “no es de este mundo” (Jn 18,35). El buen ladrón se encomienda a Jesús para que le introduzca en su reino (Lc 23,42). La misma cruz de Jesús es ya inicio de su glorificación, cuando “atraerá todo” hacia él (cfr. Jn 12,32). Su “humillación” en la cruz se convierte en “exaltación” y en objeto de alabanza por parte de todos (cfr. Flp 2,7-11).

Por ser el “Mesías“, Jesús es “ungido” como Sacerdote, Profeta y Rey. En Cristo Rey, Dios ha elegido a toda la humanidad para “arrancarnos del dominio de las tinieblas y trasladarnos al reino de su Hijo amado, de quien nos viene la liberación y el perdón de los pecados” (Col 1,13-14). Al final de los tiempos, en su venida definitiva y gloriosa, Jesús aparecerá como “el Señor de los señores” (Apo 17,14). Entonces “entregará el reino a Dios Padre” (1Co 15,24), haciendo partícipes de este reino a cuantos hayan creído en él y le hayan anunciado a los hermanos (cfr. Lc 22,29-30; Hch 1,6-8).

Es a partir de su glorificación (Resurrección y Ascensión) que Jesús se muestra como Rey del Universo (Efe 1,20-23; Col 1,18), anunciando su triunfo definitivo al final de los tiempos. No ha venido para construir reinos de poder, sino una familia de hermanos, que anticipen “los nuevos cielos y la nueva tierra donde reinará la justicia” y el amor (2Pe 3,13).

Cristo es “el Señor” (1Co 12,3), la “Cabeza” de su Cuerpo que es su Iglesia, su “complemento” (Efe 1,23), “Señor del universo y de la historia“. “El Señor es el fin de la historia humana, punto de convergencia hacia el cual tienden los deseos de la historia y de la civilización, centro de la humanidad, gozo del corazón humano y plenitud total de sus aspiraciones” (GS 45).
Cristo revela el sentido de la vida humana, de la humanidad entera y del cosmos, todo orientado hacia la verdad, el bien, la belleza en un existir indefectible, que sólo será posible después de la glorificación total, en el más allá. “El misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado” (GS 22). Cristo es Rey Universal; su reino es de “verdad y vida, santidad y gracia, justicia, amor y paz”.